lunes, 22 de febrero de 2010


Hay algún diablo amigo que juega contigo a las coincidencias, dándote una luz inesperada como por casualidad, pero siempre en el momento justo. Hace muchos años, en pleno proceso de auto-ubicación en relación a la idea de patria uno de esos diablos vino en mi ayuda, tras una pesada guardia y en espera de iniciar a las pocas horas la siguiente, con el cuerpo adormecido y los ojos cansados, fui a dar un paseo, con paso calmado y sin rumbo fijo me encontré, sin pensar, en la popular Rambla, de ahí, sin saber cómo, llegué a la biblioteca pública, subí las escaleras, pasé lentamente entre las mesas hasta llegar a las estanterías, paseé mis ojos por los variopintos lomos de los libros como queriendo quitarles el polvo con la mirada, de pronto: LEON FELIPE! “no te conozco bien, León” pensé, tomé el libro, lo abrí al azar y leí:

“No tienes patria ni tribu

entronca tus raíces

en la lluvia ecuménica del sol

y yérguete, yérguete

porque tal vez sea el tiempo

del hombre móvil de la luz y el viento”

Mi situación personal y todo mi sentir resumidos y descritos de forma magistral y luminosa en unos pocos versos. Luz a raudales. Gracias León.


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